¿Te estás preguntado cómo manejar los desacuerdos que día a día se encuentran?
Los desacuerdos hacen parte natural de las relaciones humanas. Nos presentan oportunidades de mejorar, de crecer y de considerar nuevas perspectivas. Sin embargo, cuando no se procesan adecuadamente, pueden hacernos daño o dañar a otros.
Aprender a navegarlos, y sacar el mejor provecho de ellos, es una competencia blanda bastante importante.
En esta oportunidad, quisiera compartir contigo una serie de principios bíblicos sobre cómo manejar los desacuerdos.
Para hacerlo, te invito a leer este corto aparte de la biblia:
El que le da importancia especial a cierto día, lo hace para el Señor.
El que come de todo, come para el Señor, y lo demuestra dándole gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y también da gracias a Dios.
Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí.
Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos.
Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Romanos 14: 6 – 8
En el caso puntual de este texto bíblico, el apóstol Pablo está atendiendo varios desacuerdos que estaban creciendo en la iglesia primitiva.
Estaba abordando desacuerdos en dos puntos.
En el primer punto, probablemente está atendiendo el problema de los cristianos judíos que querían observar las fiestas del calendario hebreo. Ellos pensaban que estas cosas seguían siendo necesarias, aun cuando ya eran cristianos.
Por esta razón, se había generado un acalorado desacuerdo entre los que decían que debían observarse esas fiestas y quienes no.
En el segundo punto, está probablemente abordando el asunto de los cristianos gentiles que se negaban a comer carnes del mercado porque estas eran sacrificadas a ídolos, y criticaban a quienes lo hacían.
También aquí se había generado otro desacuerdo importante entre quienes se negaban a comer carne, por temor de que fuera sacrificada, y quienes las comían, pues pensaban que no tenía nada de malo comerlas.
Ante estas discordias, el apóstol dice que no es necesario generar división en la iglesia por estas cosas. Que a pesar de estas cosas se puede conservar la unidad.
Con frecuencia nuestros desacuerdos con otros pueden no ser tan trascendentales como para impedirnos seguir siendo pareja, amigos, hermanos, o vivir en comunidad.
Identificar esto puede ayudarnos a pasar por alto la falsa necesidad de estar de acuerdo.
Para manejar los desacuerdos que existían en la iglesia de Roma, el apóstol presenta varios principios:
#1 Analizar la postura y estar seguros de ella
El primer principio de cómo manejar los desacuerdos es que cada uno debía analizar su postura de forma privada. De encontrarla cierta, debía estar convencido de lo que cría.
En el caso contrario, después de tal análisis, si se concluía que no era cierta, debía abandonarla.
Al evaluar mi propia postura para ver si es correcta, el desacuerdo puede desaparecer cuando concluya, por mi propia cuenta, que estoy equivocado.
También esto me permite el entender que el otro, al igual que yo, ya tiene una postura definida. Entender que esa postura probablemente es producto de un pasado diferente al mío, o de un análisis concienzudo, me permitirá tener empatía y respeto por el otro, y no descalificar sus ideas.
#2 Entender el objetivo propio y del otro
Lo segundo que indica de cómo manejar los desacuerdos, es que ambas partes debían entender que el otro estaba haciendo lo que consideraba correcto de corazón, no para beneficio del propio ego, sino para El Señor.
De este modo, al entender las intenciones de la contraparte, concluirían que estaban tratando de alcanzar el mismo objetivo. El objetivo de que todo lo que se hiciera, sea observar fiestas o comer las carnes, era para Dios.
El apóstol dice que necesitaban comprender que lo importante es que nadie estaba haciendo las cosas para sí mismo, sino que las hacían para Jesús.
Ambas partes tenían el mismo interés y el mismo objetivo, pero diferentes posturas sobre como alcanzarlo.
El apóstol Pablo está mostrándoles que ambos bandos están, en cierto modo, en la misma página.
Ambos bandos hacen las cosas de corazón para Dios.
En nuestro caso, es probable que en nuestros desacuerdos con otros nos concentremos tanto en hacer prevalecer nuestro punto de vista, que no nos demos cuenta de que ambas partes estamos interesadas en alcanzar el mismo objetivo.
Cuando nos damos cuenta de esto, si es el caso, hemos dado un paso más cerca a manejar mejor nuestros desacuerdos.
#3 Admirar la fidelidad del otro a sus ideas
Lo tercero que se dice de cómo manejar los desacuerdos es que se debe valorar, apreciar y respetar esa fidelidad de la otra parte a sus ideas.
En el caso de la iglesia de Roma, debían apreciar la fe, el celo, la determinación de ser fieles a Dios en lo que creían correcto.
En ambos bandos, estas eran cosas que compartían y que los unían.
Al admirar esto en el otro, podían lidiar con sus desacuerdos de una mejor manera.
En nuestros propios desacuerdos, cuando nos quitamos las gafas del sesgo y nos damos la oportunidad de ver lo bueno en el otro, podemos tener conversaciones más productivas y facilitar la resolución de los mismos.
Los desacuerdos son oportunidades de crecer, siempre que las partes implicadas sean maduras y estén dispuestas a trabajarlos sanamente.
Espero que estas palabras sean de bendición para tu vida.
¿Estás teniendo un desacuerdo con alguien? ¿Cuál es la circunstancia por la que atraviesas? Déjanoslo saber en los comentarios.
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Bendiciones y un abrazo.