No juzgar: Lo que la Biblia Dice y Cómo Obedecerlo

La Biblia nos enseña muchas cosas valiosas sobre cómo vivir nuestras vidas, pero uno de los principios más importantes es el de no juzgar a los demás.

La frase «no juzgues» aparece varias veces en la Biblia y es un recordatorio constante de que debemos tratar a los demás con amor y compasión, en lugar de juzgarlos por sus acciones.

Sin embargo, a menudo es fácil caer en el juicio, especialmente en un mundo en el que estamos constantemente expuestos a la opinión de los demás a través de las redes sociales.

Hoy queremos profundizar en la perspectiva de por qué no juzgar a las personas, basado en lo que la Biblia enseña.

A través de ejemplos y citando versículos sobre no juzgar, te invitamos a reflexionar sobre la importancia de dejar de juzgar y como esto puede mejorar tanto nuestra vida personal como las relaciones con los demás.


¿Qué dice la Biblia sobre no juzgar?

La Biblia nos invita a no juzgar a las personas en varios pasajes.

Uno de los más importantes es Romanos 14:10-12, que dice:

Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias?

¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios!

Está escrito:

“Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios”.

Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.

Este pasaje nos recuerda que Dios es el único juez, capaz de juzgar con justicia el caso de cada persona, y que un dia Él lo va a hacer, pues todos tendremos que dar cuentas de nuestras acciones ante Dios.

Cuando decidimos juzgar a otras personas, estamos pensando que somos capaces de hacer algo que solo Dios tiene la capacidad de hacer.

Dios es el único que puede juzgar porque es quien conoce en detalle cada historia.

Nosotros somos incapaces de conocer el pasado, la historia, la mente y el corazón de cada uno.

Por esto no es nuestro deber, responsabilidad, derecho o prerrogativa juzgar, o criticar a nadie.

Dios, por el contrario, es un padre amoroso y misericordioso que juzga con verdad y justicia el caso de cada cual.

Él sabe que las luchas y debilidades de cada persona tienen causas que la superan a sí misma.

Por eso es capaz de mirar con paciencia, con ternura, con comprensión, con compasión, cuando nosotros miramos con desprecio.

Él es capaz de mirar con amor a aquel que nosotros miramos con indiferencia.

Porque él conoce de forma perfecta a cada cual, es capaz de amar y aceptar de forma perfecta a cada cual.

Con profunda atención e interés está tratando de dirigir cada vida hacia Él.

No para juzgarla o destruirla, sino para ayudarla a sanar del dolor que la vida y el pecado le han causado.

Por otra parte, Santiago 4:11-12 nos recuerda que al juzgar a los demás, estamos tomando una actitud que no nos ocorresponde porque actuamos como jueces de la ley en lugar de lo que debemos ser, cumplidores de ella.

El versículo nos dice:

«Hermanos, no hablen mal unos de otros.

Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga.

Y, si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez.

No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir.

Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?»

Adicionalmente: Romanos 14:13 nos dice:

Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros.

Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano.

Estos versículos nos recuerdan la importancia de no juzgar a los demás y en cambio ayudarnos mutuamente.

Otro pasaje importante es Lucas 6:37, que dice:

No juzgues y no serás juzgado; no condenes y no serás condenado; perdona y serás perdonado.

Este versículo nos recuerda que lo que damos es lo que recibimos, por lo que si no queremos ser juzgados severamente, debemos evitar hacerlo a los demás.

La Biblia también nos invita a tratar a los demás con amor y compasión en lugar de juzgarlos.

Por su parte, Mateo 7:1-2 dice:

No juzguen, para que no sean juzgados.

Porque con el juicio con que juzguen, serán juzgados; y con la medida con que midan, serán medidos.

Este pasaje nos recuerda que debemos tratar a los demás como queremos ser tratados.

Aquel mismo grado de exigencias que tenemos por los otros, será la medida con la que los demás nos observarán.

La Biblia nos enseña que debemos evitar juzgar a los demás, ya que Dios es el único juez.

También nos recuerda que debemos tratar a los demás con amor y compasión y que lo que damos es lo que recibimos.


Cómo no juzgar en la vida cotidiana

Juzgar a alguien por sus acciones presentes, requiere conocer muchas cosas que nosotros somos incapaces de ver.

Un ejemplo de esto es la crianza de una persona.

Muchas de las debilidades de carácter que tenemos, son el resultado de lo que vivimos en nuestra infancia.

  • Aquella mujer que juzgas como fácil, bien pudo haber sido abusada de niña. Pudo tener un mal padre que la maltrataba y que nunca la hizo sentir amada. Eso genera que ella busque el afecto de su padre en otros hombres.
  • Aquel joven que vez con desprecio por su forma de vestir, o su forma de hablar, puede tener una profunda herida en su corazón causada por el divorcio de sus padres. Eso hace que quiera tener la atención que le negaron por los problemas del hogar, o que quiera inconscientemente hacerles daño.
  • Aquel que piensas que es materialista, simplemente puede estar buscando una seguridad financiera que nunca tuvo en la vida.
  • Aquella persona que juzgas de orgullosa o arrogante, pudo haber vivido en un medio donde siempre le hicieron sentir que era especial y mejor que los demás.

Son infinitos los ejemplos que podrían darse.

Incluso tú, en tu vida, con tus defectos, que los tienes; no estás libre de que otras personas te miren de forma superficial, y no comprendan el trasfondo de tus luchas.

La buena noticia es que Dios sí.

Aplicar el mandamiento de no juzgar en nuestra vida cotidiana puede parecer difícil, pero con la práctica y la conciencia, podemos mejorar en ello.

  1. Una forma de empezar es tratando a los demás con amor y compasión, en lugar de juzgarlos.
  2. Practicar la empatía es una forma importante de lograrlo, poniéndose en el lugar de otra persona y tratar de entender cómo se sienten y por qué actúan de cierta manera en lugar de juzgarlos.
  3. Aceptar y respetar las diferencias también es una forma importante de aplicar el mandamiento de no juzgar, recordando que todos somos diferentes y eso es algo bueno.
  4. Cuando alguien comete un error. En lugar de juzgarlo, podemos tratar de entender por qué lo hizo y cómo podemos ayudarlo a evitar cometer ese error en el futuro.
  5. Practicar la auto-compasión también es importante, siendo amable y compasivo contigo mismo en lugar de ser duro y crítico contigo mismo.
  6. Practicar la gratitud también puede ayudar, recordando las cosas buenas en la vida y en las personas en lugar de enfocarse en sus defectos o errores.
  7. Practicar la comunicación efectiva es importante, en lugar de juzgar a alguien, tratar de entender sus puntos de vista y tratar de llegar a una solución juntos.
  8. Practicar la auto-reflexión también es importante, reflexionar sobre tus propias acciones y cómo podrían ser percibidas por los demás, en lugar de simplemente juzgar a los demás.

Cómo no juzgar puede mejorar nuestra propia vida y bienestar mental

No juzgar a los demás no solo es importante para construir relaciones saludables, sino que también puede tener un impacto positivo en nuestra propia vida y bienestar mental.

Dejar de juzgar también puede ayudar a mejorar nuestro bienestar mental, al reducir la cantidad de estrés y ansiedad que sentimos.

Juzgar a los demás puede hacernos sentir culpables, enojados o preocupados, pero al liberarnos del juicio, podemos liberarnos de estos sentimientos negativos y en cambio, enfocarnos en nuestra propia vida y en nuestras propias metas y objetivos.

El no juzgar también puede ayudarnos a tener una mente más clara y una mayor capacidad para manejar las situaciones estresantes de la vida.

Además, no juzgar puede mejorar nuestras relaciones interpersonales y puede ayudarnos a construir una comunidad más unida y amorosa.

Cuando no juzgamos a los demás, estamos abriendo la posibilidad de tener relaciones más profundas y significativas con las personas que nos rodean.

Esto puede mejorar nuestra calidad de vida y puede ayudarnos a sentirnos más conectados y apoyados por los demás.

Conclusión

En esta publicación, hemos discutido la importancia del mandamiento de no juzgar según lo que la Biblia enseña, y cómo aplicarlo en nuestra vida cotidiana puede mejorar nuestras relaciones interpersonales, nuestro bienestar mental y nuestra propia vida.

Las personas adultas en muchos casos somos el resultado de lo que hacen con nosotros cuando fuimos niños, pero Dios conoce cada historia.

Pero no nos deja con nuestras heridas y pecados, nos sana y nos limpia de ellos.

Incluso tú, si juzgas, necesitas ser sanado por Dios de ese mal.

Déjale el papel de juez a Dios.

Tú dedícate a servir, a amar, a sanar, a ayudar.

Agradecemos por haber leído esta publicación y esperamos que haya sido útil.

Si deseas compartir tus propios pensamientos y experiencias sobre el tema, te animamos a dejar un comentario.

Juntos, podemos aprender y crecer en nuestra habilidad para aplicar el mandamiento de no juzgar en nuestras vidas.

Revisa nuestro post: Juzgar en la Biblia: ¿Qué Dice la Biblia Sobre Juzgar al Prójimo?, que te ayudará a profundizar más aun en este importante tema.

Espero que estas palabras sean de bendición para tu vida.


¿Te cuesta no juzgar a otros? ¿Cuál es la circunstancia por la que atraviesas? Déjanoslo saber en los comentarios.

 

 

 

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