Estudio Bíblico Sobre El Juzgar A Los Demás

En este estudio bíblico, nos enfocaremos en la importancia de no juzgar a los demás, basándonos en el texto de Romanos 2:1 y Romanos 2:11.

A menudo, es fácil caer en la tentación de juzgar a los demás por su apariencia, acciones o creencias, pero la Biblia nos llama a ser compasivos y a tratar a los demás con amor y respeto.

En este estudio, veremos cómo podemos aplicar esta enseñanza a nuestras vidas diarias.

Por qué la biblia nos insta a no juzgar al prójimo

Veamos un aparte de la escritura para empezar a responder estas preguntas y otras más.

“(…) tú, que juzgas a otros, no tienes excusa, no importa quién seas, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, porque haces las mismas cosas que hacen ellos.

(…) ante Dios todas las personas son iguales.”

Romanos‬ ‭2:1, 11‬

Quisiera compartirte algunas observaciones respecto de lo que estos y otros versículos, nos enseñan acerca de juzgar en la biblia.

#1 Al juzgar olvidamos que somos iguales ante Dios.

El apóstol nos dice en estos versículos que «ante Dios todas las personas son iguales».

Al ponernos como juez de otros, estamos pensando que somos superiores a ellos, cosa que no es cierta a la vista del cielo.

Muchos necesitamos con urgencia entender que todos somos igualmente pecadores ante Dios.

No existe para Dios un hombre que por sus propias acciones o méritos sea mejor o peor que otro.

La biblia enseña que nuestras buenas obras, cuando se comparan con la santidad de Dios, carecen completamente de méritos.

Es decir, nuestras buenas acciones, por sí solas, no nos constituyen ningún mérito adicional ante Dios.

Lo único que nos permite ser aceptados por Él, es la gracia y el sacrificio de Jesucristo, sin los cuales nada de lo que hagamos tiene para Dios méritos redentores.


#2 Al juzgar menospreciamos la gracia de Dios

No debemos juzgar a otros porque el juzgar a los demás por su pecado es una muestra grave de no entender la gracia, y de rechazar el sacrificio de Jesucristo.

El apóstol nos dice en los versículos que estamos meditando hoy que al juzgar a otros nos estamos condenando a nosotros mismos, porque nosotros hacemos las mismas cosas.

Como hemos visto en el punto anterior, todos somos iguales ante Dios.

Al juzgar al prójimo, demostramos que vemos méritos en nuestro proceder que nos hacen mejores a los demás.

La realidad es que lo que en verdad nos permite ser considerados salvos, es lavarnos diariamente en la sangre de Jesús.

Si juzgamos, no estamos valorando ni compartiendo la gracia que hemos recibido de Dios por los mismos pecados que estamos criticando.


#3 Al juzgar nos ponemos en el lugar de Dios

Querido lector, como dice el apóstol, al juzgar a otros no tenemos excusa.

Nosotros no conocemos las historias ajenas.

No conocemos la infancia, la crianza, los traumas, las heridas que cada persona lleva.

Si los conociéramos, seríamos más compresivos a la hora de emitir juicios porque entenderíamos el por qué se comportan así.

Y aun si los conociéramos no deberíamos juzgarlos.

Solo Dios sabe la historia y el dolor de cada persona.

Es Él quien a su debido tiempo juzgará a cada uno de acuerdo a su santa ley y verdadera justicia.

Aunque queramos ser justos al juzgar, para nosotros es casi imposible serlo.

No nos corresponde juzgar a otros, solo a Dios.


#4 No debemos juzgar porque todos somos pecadores

Volvamos nuevamente a las palabras de Pablo, cuando dice que al juzgar a otros nos estamos condenando a nosotros mismos, porque nosotros hacemos las mismas cosas.

También cuando dice que ante Dios todas las personas son iguales.

El pecado no es solo el cometer una acción indebida de vez en cuando, sino que se trata de una condición actualmente innata de la humanidad.

Una condición tal que a todos, sin distinción, nos separa de la misma forma y en el mismo grado de la presencia de Dios.

Con indiferencia de la acción, para Dios el pecado es la misma cosa.

Para nosotros hay pecados más graves que otros, para Dios el pecado es lo mismo en esencia.

Piensa en esto, la biblia compara el problema del pecado en la humanidad con la lepra.

Así se ilustra la forma como este nos separa de Dios.

Alguna vez escuché a un predicador decir que un campamento de leprosos es una de las cosas más fétidas y repugnantes a las que nos pudiéramos aproximar en toda nuestra vida.

El predicador decía que se puede sentir la terrible pestilencia a veinte metros de distancia o más.

Lastimosamente, ante la santidad perfecta de Dios, así es como se ve nuestra condición innata.

Imagínate entonces que tan extraños nos vemos ante Dios, cuándo nos juzgamos los unos a otros, si estamos embarrados hasta la coronilla de la misma sustancia.

Pero a pesar de eso, Dios vino a esta tierra a redimirnos, solo mediante la muerte de Jesús en la cruz todos hemos llegado a ser reconciliados con el cielo.


#5 Juzgar en la biblia es una muestra de orgullo

Consideremos algunos otros versículos de la biblia acerca de juzgar al prójimo:

En esencia, nuestra actitud al juzgar a los demás no es otra más que la del fariseo en la parábola del fariseo y el publicano:

“Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano».

Lucas 18:11

Si lo notas, el fariseo está haciendo una oración, y mientras la hace está juzgando a los pecadores y comparándose con ellos para exaltarse a sí mismo.

Jesús condenó su actitud en la parábola.

Considera lo triste y ridículos podemos llegar a comportarnos los seres humanos.

Dios desea ver en nosotros humildad, que todos los días de nuestra vida dependamos enteramente de Él.

En su lugar Jesús apreció la actitud del publicano.

“El publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, sé propicio a mí, pecador».

Lucas 18:13

Todos, sin excepción, tenemos pecado en nuestra vida.

Si no vemos pecados en nosotros, pero si en los demás, o si pensamos que los pecados de los demás son peores a los nuestros, es porque somos orgullosos.

En todo momento deberíamos escudriñar nuestro corazón para erradicar de allí el orgullo y la vanidad que nos hace creernos con derecho a juzgar.


#6 Juzgar nos impide amar a Dios como es debido

Sigamos analizando la parábola del fariseo y el publicano.

De acuerdo con ella, deberíamos tener mucho cuidado.

Al juzgar no solo estamos menospreciando la gracia de Dios por considerar que nuestras obras nos ameritan algo, sino que al tener la actitud del fariseo, estamos impidiéndonos a nosotros mismos amar a Dios como es debido.

Jesús lo expresó así en el caso de la mujer adúltera:

“(…) si ella ha amado mucho, es porque sus muchos pecados le han sido perdonados.

Pero a quien poco se le perdona, poco ama.”

Lucas 7:47

La gente veía aquella mujer y la juzgaba pensando que ellos eran mejores que ella.

Pero Jesús les mostró que su actitud los alejaba de Dios.

Al pensar que Dios tenían poco que perdonarles a ellos, se impedían amar a Dios por darles tanto perdón.

Cosa que la mujer si valoraba.

Si en nuestro corazón no hay humildad para vernos a nosotros mismos por lo que somos realmente, sino que pensamos ser mejores que los demás, ¿cómo podremos darnos cuenta de lo mucho que se nos ha perdonado?

¿Cómo podremos amar mucho al señor por darnos tanto amor y tanto perdón?

Al juzgar, nos concentramos en los defectos de los demás y no en los propios. No apreciamos lo mucho que Dios nos ha perdonado y por eso no lo amamos.

Conclusión

En conclusión, la biblia nos llama a ser compasivos y a evitar juzgar a los demás.

Es fácil caer en la tentación de juzgar a los demás por su apariencia, acciones o creencias, pero debemos recordar que somos todos seres humanos imperfectos y que Dios nos llama a tratar a los demás con amor y respeto.

Esperamos que este estudio bíblico sobre el juzgar a los demás te haya ayudado a comprender mejor esta enseñanza y cómo puedes aplicarla en tu vida diaria.

 

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