La Importancia De Conocer a Dios

Hoy quisiera para hablarte de un tema trascendental en nuestro caminar con Cristo y es el de la importancia de conocer a Dios.

En cierta ocasión, registrada en Juan 7:28-29, los judíos buscaban matar a Jesús, acusándolo de pecar por supuestamente haber quebrantando los mandamientos de Dios.

Decían eso por haber sanado a un hombre en el día de reposo.

Mientras les predicaba en el templo, en medio de una importante celebración religiosa, conociendo sus corazones y viendo que le rechazaban como el hijo de Dios por su origen humilde en esta tierra; el Señor los confronta y les dice varias cosas.

Entre ellas, la que más capturó mi atención fue que ellos (los judíos) no conocían a Dios.

¿Te imaginas? Los dueños del pacto y las promesas, a quienes fueron enviados los profetas. Incluso estando reunidos en el templo en esa ocasión, celebrando una ceremonia religiosa, tristemente no conocían a Dios.

¿Cómo es esto posible?

La respuesta es simple: como en el episodio del becerro de oro(Exodo 32), se habían fabricado para sí mismos una imagen de Dios. Un dios que se ajustaba a sus expectativas y deseos.

Habían construido una teología, una doctrina y unas reglas humanas basadas en su propia comprensión equivocada del carácter de Dios.

Y, como resultado, estaban ciegos a la verdad. Incapaz de reconocer que era Dios mismo quien les hablaba de frente en ese momento.

Se habían alejado tanto de los propósitos de Dios que absurdamente culpaban a Dios mismo en la persona de Jesús de quebrantar su propia santa ley. Solo por tener misericordia y hacer el bien al sanar a un hombre en día de reposo.

Pero en cuanto a ellos se consideraban sin pecado alguno. Incluso cuando, por su propia lógica, quebrantaban el sábado al circuncidar a los infantes en ese día cuando fuere necesario.

Habían desarrollado tradiciones absurdas que iban en contra del verdadero corazón de Dios.

No conocían realmente a Dios, no conocían el carácter de Dios; por el contrario, habían desfigurado la verdad en sus tradiciones humanas.

Pero Jesús les dice que Él si le conocía; por eso vino a revelarlo al mundo.

Él Señor sabía que la verdadera adoración no se trata de rituales y tradiciones humanas vacías (Juan 4: 23-24), sino de conocer y tener una relación íntima de amor y obediencia con el Padre celestial.

Quizá tú y yo hacemos lo mismo hoy en día.

Construimos nuestras propias imágenes de Dios basadas en lo que queremos y esperamos de Él.

Nos aferramos a nuestras propias ideas y tradiciones, incluso cuando van en contra de la bondad, del amor, de la justicia, de la misericordia que Dios anhela en nosotros.

Podemos perder de vista el corazón de Dios y en su lugar, seguir nuestras propias reglas y normas.

Pero hay una buena noticia: Jesús vino a revelarnos al Dios verdadero.

Él nos muestra el camino hacia el conocimiento y la comprensión del Padre.

Él nos muestra cómo Dios es en realidad: lleno de amor, gracia y misericordia.

Por eso, es vital que nos esforcemos por conocer a Dios de manera profunda y auténtica.

Debemos dedicar tiempo a ejercitarnos en amor, estudiar las Escrituras, orar y buscar su presencia.

Solo de esta manera podremos entender su carácter y su voluntad para nuestras vidas.

Que Dios les bendiga abundantemente en su camino hacia una relación más profunda con Él.

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