Qué hacer si cometiste muchos errores en la vida

Si cometiste muchos errores en la vida y te gustaría mejorar, has llegado al lugar indicado.

Quiero presentarte una idea que puede cambiar tu historia para siempre.

Para hacerlo, te pido que me permitas llevarte a un corto pasaje de la biblia.

A partir de él reflexionaremos acerca de lo que es necesario hacer.

“Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen.

 

Pero, si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.

 

Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.”
‭‭

1 Juan‬ ‭2:1-2‬

Querido lector, con frecuencia la biblia llama los errores que cometemos, con los cuales nos causamos daño a nosotros mismos y/o a otras personas, como pecados.

Cometemos estos errores porque no vivimos en armonía con la voluntad de Dios.

Él amorosamente ha puesto delante de nosotros la posibilidad de escoger por nosotros mismos hacia donde dirigir el curso de nuestra historia.

Nos ha dado consejos de amor y nos ha enseñado el camino correcto.

Sin embargo, los seres humanos, en lugar de escoger la vida, hemos escogido la muerte.

Hemos escogido dirigir nuestra vida por caminos que van en oposición a los consejos de Dios.

Por ende, vamos por la vida en contra de su voluntad.

Tropezando, maltratándonos e hiriendo a otros.

En la gran mayoría de los casos, la situación del ser humano lejos de Dios es una pila en aumento de decisiones tristes y pobres, las cuales nos hieren a nosotros y a quienes nos rodean indefinidamente.

Esa situación nos separa de Dios.

Nos hace huir de Él porque pensamos que no merecemos su ayuda o amor.

Quizá porque suponemos que Él nos está buscando para castigarnos o destruirnos.

Pero no es así.

El primer paso para mejorar tu situación y dejar atrás los muchos errores que has cometido en la vida, es comprender que necesitas de Dios.

Que estás en una situación que tu mismo no puedes solucionar.

La raíz de esa situación es el pecado.

El apóstol Juan, en este corto pasaje, nos presenta la solución para nuestra situación.

Nos muestra la forma como podemos empezar de nuevo, dejando atrás nuestros errores del pasado.

La imagen que Juan utiliza para presentar como Dios decidió ayudar a la humanidad, la cual se encontraba completamente separada de Él por sus pecados, fue usando la idea de un cordero sacrificado.

En tiempos antiguos, cuando Jesús no había venido a la tierra; Dios había solicitado al pueblo de Israel, un ritual muy particular.

Los sacrificios de expiación.

Un inocente cordero moría en lugar de un ser humano deliberadamente pecador.

Esto sucedía para impresionar la mente de esta persona, confrontándola con la consecuencia real de sus decisiones y acciones equivocadas.

Confrontarla con las consecuencias de su pecado.

También sucedía porque era la representación de que un día alguien iba a tomar el lugar de ese cordero una vez y para siempre.

Se trataba de una prefigura de Cristo Jesús.

Las consecuencias eternas del pecado de la humanidad debían ser asumidas por alguien perfecto en lugar de la humanidad misma, para que pudiéramos ser reconciliados con Dios.

Trata de imaginar conmigo la escena de ternura que significa tomar un pequeño, bello y suave cordero blanco en tus manos y acariciar su suave piel.

Escucharle balar.

A quien, como a mí, le gustan los animales, quizá con gusto lo abrazaría y disfrutaría de la belleza de un ser inocente como estos.

Ahora, imagina conmigo que atas a ese animalito de pies y manos, lo pones en un altar, y con tus propias manos lo degüellas.

Lo degüellas tú porque debes entender las terribles consecuencias de los pecados que cometes.

Enfrentar el estupor de la muerte que causa esos pecados.

Debes verlo con tus propios ojos y experimentarlo con tus propias manos para así quizá entender que ese cordero deberías haber sido tú.

Para quizá así entender las consecuencias de tu pecado y en coherencia con esa realidad, procurar vivir en armonía con la voluntad de Dios.

Esto es lo que el apóstol Juan está describiendo.

Él está diciendo que tú y yo debíamos haber tenido el lugar de ese cordero pagando con una muerte eterna las consecuencias de nuestros actos.

Sin embargo, que Dios mismo tomó tu lugar y el mío y sufrió la humillación y la muerte que nos eran propias.

El Señor Jesús, siendo Dios hecho carne, fue ese inocente cordero, hermoso, quien murió en tu lugar.

Lo que el apóstol Juan está diciendo es:

«¡Mira el horror del pecado, el estupor de la muerte eterna a los ojos!

 

Mira lo que Jesús tu salvador, Dios mismo, sufrió en tu lugar por amor a ti.

 

Míralo y entiende la consecuencia de tus actos y por favor comprende que no necesitas continuar por el camino en que vas.»

¡No necesitas ser más esclavo del pecado!

No necesitas ser esclavo de los mismos errores y equivocaciones.

¡Jesús ya venció!

Por el poder del Espíritu Santo, ya no tienes que ser esclavo de tu pasado, como hasta ahora.

Ahora puedes ser libre, puedes escoger, no pecar.

¡No te esclavices!

Mira también cuan maravilloso es el Señor, cuánto te ama.

Cuánto nos ama que, aun así, pecadores, profanos como hemos llegado a ser, nos acepta e intercede por nosotros.

Porque dice que si alguno peca, y se refiere a hacerlo voluntaria y deliberadamente.

¡Si alguno lo llega a hacer!

El señor Jesús inmediatamente está intercediendo por él ante el Padre.

Aun antes de que tú te arrepientas de tu pecado, ya Jesús está diciendo: “padre, yo morí por él, ayúdalo, dale otra oportunidad”.

El versículo no dice, si alguno peca y se arrepiente, entonces tiene ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.

¡No!

Está diciendo:

Antes de que te arrepientas ya Jesús intercede por ti.

¡Vuelve a levantarte de nuevo!

Mientras escribo estas líneas suena una canción cristiana que dice, como si Dios hablara: “no eres tan malo para perder mi amor”.

No hay lugar en que caigamos tan bajo del cual Dios no pueda rescatarnos.

Quizá has cometido las peores equivocaciones y ahora has tornado tu vida en un desastre.

Aún hay esperanza para ti si aceptas a Jesús como tu salvador.

Si aceptas el regalo de amor de Dios en Cristo Jesús: vida eterna en lugar de la muerte y la condenación eterna que mereces.

La solución a todos los errores de tu pasado se encuentra en una persona. En Jesús.

El apóstol dice:

“Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros sino por los de todo el mundo.”

El señor Jesús murió no solo por santos fieles, inmaculados.

¡El señor Jesús murió por toda la humanidad!

Aún por los ateos que se burlan de Él.

Aún por los asesinos, incluso por violadores de niños, por absurdo que parezca.

El señor Jesús murió por los que cometen los crímenes más atroces y horribles.

Murió por los que en medio oriente degüellan cristianos.

Para que pudieran en algún momento levantar su cabeza y ver la cruz.

El espectáculo universal de su amor.

Al confrontarse con la gravedad de su vileza y la infinitud del amor de Dios, movidos al arrepentimiento, renunciaran al pecado y aceptaran a su salvador.

Jesús murió para que todos nosotros tuviéramos libertad del pecado que nos dominaba y pudiéramos gozar de la victoria que Él ganó en nuestro favor, en nuestro lugar.

Él es el sacrificio

¡No peques!

¡Pero si alguna vez pecas, como seguro lo harás, levántate!

¡Él ya estaba intercediendo por ti, vuélvete a Él!

 

Escucha esta bonita canción.


¿Y tú qué piensas? ¿Has cometido muchos errores? Comparte en los comentarios.


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