Qué hacer para que me vaya bien en la vida es una de las preguntas más lógicas y sabias que cualquier persona se puede hacer. Quisiera explicarte este tema desde la perspectiva de la Biblia
Hace algunos años escuché a un empresario al cual admiraba mucho, y con quien tuve la oportunidad de trabajar, decir la frase: «cuando las cosas se hacen bien, salen bien.»
Esa frase impactó mi joven mente y mi manera de trabajar durante una época de mi vida en la que me dedique a un proyecto empresarial propio.
Esta mañana, al estudiar la historia de Daniel en la Biblia, reflexionaba sobre las claves de su éxito, y medité en la pregunta, ¿qué debo hacer para que me vaya bien en la vida?.
El día de hoy, me gustaría compartir contigo una respuesta para esta pregunta basada en un aparte de la historia de Daniel.
Como ya lo hemos mencionado en los días anteriores en otras entradas de este blog, Daniel fue llevado cautivo a Babilonia junto a otros jóvenes judíos.
Una vez allí, a él y sus amigos, entre otros jóvenes, se les seleccionó para recibir educación babilónica, con el fin de prepararlos para convertirse en consejeros del rey.
Entre las órdenes del rey para su educación, estaba el comer la misma comida que el rey comía.
Sin embargo, estos alimentos no eran aptos para el consumo de jóvenes judíos.
Habían sido ofrecidos a ídolos paganos, y además contenían carnes que Dios les había dicho que no debían comer, pues eran inmundas.
Entre otras cosas.
Daniel decidió obedecer a Dios, y no contaminarse con esa comida.
Por esto pidió a sus supervisores que le dieran la oportunidad de comer solo vegetales y agua durante diez días.
Les dijo que si al cabo de los diez días él y sus amigos se veían mal, podían hacer con ellos como quisieran.
Ocurrió que después de los diez días, Daniel y sus amigos se veían mucho mejor que los demás jóvenes que estaban siendo entrenados.
Lee conmigo un par de versículos de la biblia que nos permiten ver lo que ocurrió como resultado de esto:
Así que el guardia les retiró la comida y el vino del rey, y en su lugar siguió alimentándolos con verduras.
A estos cuatro jóvenes Dios los dotó de sabiduría e inteligencia para entender toda clase de literatura y ciencia.
Además, Daniel podía entender toda visión y todo sueño.
Cumplido el plazo fijado por el rey Nabucodonosor, y conforme a sus instrucciones, el jefe de oficiales los llevó ante su presencia.
Luego de hablar el rey con Daniel, Ananías, Misael y Azarías, no encontró a nadie que los igualara, de modo que los cuatro entraron a su servicio.
El rey los interrogó, y en todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino.
| Daniel 1: 17 – 20
He aquí la clave de lo que debemos hacer para que nos vaya bien en la vida.
A pesar de rehusar consumir los mismos alimentos que los demás, Daniel esperaba tener buenos resultados porque confiaba en que Dios lo ayudaría si se mantenía obediente y fiel a Él y sus convicciones personales.
Vemos entonces como Dios honró su fe y su fidelidad al mantenerlos con la mejor salud y al abundarles en sabiduría e intelecto.
La bendición de Dios fue tan grande para ellos que eran diez veces mejores que todos los expertos y consejeros del imperio babilónico.
Su fidelidad y confianza en Dios fue la razón de que Dios honrara su fe.
Sin duda a Daniel y sus amigos les fue bien en la vida.
Al meditar en esta historia, pienso que esto es lo que debemos hacer para que nos vaya bien en la vida.
Como Daniel, debemos hacer lo mejor de nuestra parte, dar lo mejor de nosotros, y mantenernos fieles a la voluntad de Dios.
Si lo hacemos, podemos confiar en que Él obrará a nuestro favor como lo hizo para ellos en esa época.
Nuestra fidelidad a Dios y nuestra integridad al poner nuestra confianza en Él son el medio por el cual permitimos a Dios derramar bendiciones sobre nuestras vidas.
Espero que este mensaje haya sido de bendición para tu vida.
¿Y tú qué piensas? ¿Te gustaría que te vaya bien en la vida? ¿Cuál es tu experiencia? Comparte en los comentarios.
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Bendiciones y un abrazo.
