Relación entre Padres e Hijos según la Biblia: 6 consejos para mejorarla

El día de hoy quisiera hablarte sobre el importante tema de la relación entre Padres e Hijos según la Biblia.

Aún recuerdo mis tiempos de adolescencia y la relación caótica que tuve con mis padres.

Recuerdo pensar que mi forma de ver la vida era correcta, y que de algún modo ellos no sabían de lo que hablaban.

Que siempre estaban equivocados.

Ahora, con más madurez, y más años encima, solo puedo mirar atrás y añorar haber tenido una mejor relación con ellos durante esa etapa.

Me hubiera ahorrado muchos errores.

Mi caso es solo uno más de tantos que nos muestra como cada vez más la brecha generacional entre padres e hijos se incrementa.

Las relaciones familiares continúan haciéndose más difíciles por diferencias culturales y producto de una cosmovisión divorciada.

Cada vez es más difícil entendernos y apreciarnos entre generaciones.

La relación entre padres e hijos es, sin embargo, una de las más importantes en nuestra vida.

Por eso cuidar de ella y desarrollarla de forma saludable es fundamental.

Está claro que siempre hay espacio para mejorar en esas relaciones.

¿Qué dice la Biblia acerca de la relación entre padres e hijos?

El día de hoy quisiera compartir contigo seis consejos bíblicos sobre como mejor la relación entre padres e hijos.

Para hacerlo te invito a leer unos cortos versículos de la biblia:

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

 

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

 

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

 

| Efesios 6: 1 – 4

En este aparte, el apóstol enfoca su atención en la relación entre padres e hijos.

Primero le recuerda a los hijos el mandamiento de honrar a padre y madre, y luego a los padres a no ser intransigentes con los hijos.


Consejos bíblicos para los hijos

#1 Reconoce tus limitaciones y valora el consejo de tus padres

Como jóvenes es apenas natural querer ser independientes y tomar nuestras propias decisiones.

Sin embargo, debemos ser consientes de que nos sobra ímpetu y nos falta experiencia.

Una combinación que puede meternos en muchos aprietos.

Si reconocemos que somos falibles, y que nuestros padres nos aman y quieren lo mejor para nosotros, entonces podremos apreciar su opinión y consejo.

Ya que ellos tienen lo que nos falta.

Madurez y experiencia.

El apóstol nos pide a los hijos que escuchemos y obedezcamos a nuestros padres, ya que su experiencia y dirección nos ayuda a navegar la vida con mayor sabiduría.

Nos ahorra dolores y errores.

#2 Reconoce tus deberes hacia tus padres

En medio de nuestros conflictos durante la juventud, es fácil no considerar a nuestros padres, sus deseos, sus sentimientos y nuestros deberes hacia ellos.

Sin embargo, no debemos olvidar que ellos nos han amado, cuidado y provisto para nuestros desde nuestra niñez.

En un modo muy preciso, le debemos todo cuanto somos a nuestros padres.

Por esto, y como respuesta a su amor incondicional, les debemos respeto y consideración.

Es por eso que el apóstol pablo nos recuerda el mandamiento de honrar a nuestros padres.

Si los honramos, si somos agradecidos y considerados con ellos, Dios nos honrará a nosotros con bendiciones.

Consejos bíblicos para los padres

#1 Padre, recuerda que también fuiste joven

Como padres, es fácil olvidar que alguna vez también fuimos jóvenes y no sentir empatía por nuestros hijos, ni comprender los procesos por los que ellos están pasando.

Pienso que en cierto modo cuando el apóstol pablo nos está invitando a no provocar a ira a nuestros hijos, nos está haciendo un llamado a la alteridad y la empatía.

Trata de recordar tu época de juventud, esto te ayudará a no tomar personal los errores de tus hijos, a comprender que es una etapa necesaria en su vida.

Te dará paciencia, amor y esperanza para no darte por vencido con ellos.

#2 No seas intransigente con tus hijos

Si bien es cierto que los hijos deben obediencia a sus padres, esta no debería ser una excusa para asumir una actitud arbitraria e intransigente hacia ellos.

Es por esta razón que el apóstol nos encomienda a no provocar a ira a nuestros hijos.

La obediencia que Dios desea se fundamenta en la confianza y el amor, no en el uso de la intimidación o la fuerza.

Por eso procura siempre recordarle a tus hijos que tus decisiones, aunque ellos no las puedan entender o apreciar, están fundamentadas en tu amor por ellos y que procuran su bienestar.

Estimula el diálogo, e incluso mantente abierto a la negociación.

No tomes decisiones, ni niegues sus solicitudes sin explicarles tus razones.

Eso no solo hará que la confianza crezca y fortalecerá la relación, sino que preparará a tus hijos para su vida independiente, y para ser buenos padres.

#3 Enséñale a tus hijos el valor de la disciplina

El apóstol nos invita a criar a nuestros hijos en disciplina.

Con frecuencia esta palabra puede asociarse con ideas relacionadas con el ejército o el trato duro.

Sin embargo, la mejor forma de educar en disciplina es la coherencia.

Es mediante el ejemplo.

Dios espera de nosotros aquello que el mismo está dispuesto a hacer.

Si procuramos educar a nuestros hijos en disciplina, es una buena idea cultivarla en nuestra propia vida.

Si nuestros hijos no ven en nosotros coherencia, con toda justificación se resistirán hacia nuestras demandas.

Ayuda a tus hijos a ser obedientes, ordenados, limpios, puntuales, respetuosos, a no rehuir el deber, etc.

Al mismo tiempo no olvides asegurarte de que lo vean en ti.

#4 No dejes de hablarle a tus hijos acerca de Dios

Si tu mismo tienes una imagen saludable de Dios, como un padre amoroso que desea lo mejor para la humanidad,  y que constantemente está amonestándonos a recibir su amor, su perdón y a buscar el arrepentimiento; entonces no dejes de hablarle a ese hijo tuyo de aquel Dios que lo ama.

El apóstol nos insta a criar a nuestros hijos en amonestación del Señor.

A ayudarlos a desarrollar temor de Dios en su corazón y a ayudarles a desarrollar una comprensión adecuada de la gracia y la salvación.

Aunque por etapas parezca que Dios no les importa o no les interesa, no dejes que su actitud te desanime, recuérdales que Dios los ama y desea estar cerca de ellos.

Conclusión

Así como nadie nace sabiendo ser padre, también es cierto que nadie nace sabiendo ser hijo.

Si hacemos del amor de Dios el fundamento de nuestras familias, con su ayuda y armados de humildad y paciencia podremos estrechar nuestros lazos en nuestras relaciones como padres y como hijos.

Relaciones que nos ayuden a permanecer cerca de Dios.


¿Y tú qué piensas acerca de la relación entre Padres e Hijos según la Biblia? Cuéntanos si estos consejos te han ayudado. Comparte en los comentarios.


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