Cómo dejar de culpar a los demás según la Biblia

Preguntarse cómo dejar de culpar a los demás es un importante paso.

A algunas personas nos resulta difícil ver nuestros propios errores.

En lugar de asumirlos y enfrentar las circunstancias, podemos incluso culpar a otros para evitar cargar nuestra propia responsabilidad.

Este fenómeno es tan antiguo como los tiempos mismos y no se trata de algo imposible de mejorar.

El día de hoy, quisiera compartir contigo una historia bíblica acerca de este tema.

Con el fin de que veamos lo que podemos hacer para asumir nuestros propios errores y dejar de culpar a los demás.

Se trata de la historia del Rey Saúl.

Nuestra historia se desarrolla cuando Saúl enfrentó por primera vez a los filisteos.

Los israelitas habían ganado la batalla de forma milagrosa y los filisteos habían emprendido la huida.

Saúl estaba determinado a destruirlos y a expulsarlos del territorio de Israel ese mismo día.

Por esta razón, hizo el juramento de que si alguien de Israel llegaba a comer algo antes de que el día terminara, esa persona sería maldita.

Esta decisión, sumada a otras decisiones equivocadas que Saúl había cometido en esa batalla, no fue agradable a Dios ni fue beneficiosa para el pueblo.

Su ejército estaba exhausto y hambriento, necesitaban comer y descansar.

Pero Saúl no lo permitió, sino que continuaban persiguiendo a los filisteos.

Nadie se atrevía a comer nada.

Sin embargo, Jonatán, el hijo de Saúl, quien no sabía del juramento de su padre, probó un poco de miel y mejoró su semblante.

La historía continúa desarrollándose hasta que cae la noche y la gente ya ha comido.

Saúl está decidido a continuar la persecución de sus enemigos durante la noche, pero en toda esa batalla no había consultado la voluntad de Dios ni una sola vez.

Los sacerdotes le dijeron que consultara la voluntad de Dios antes de hacerlo y Saúl accedió, pero Dios no le contestó nada.

Aquí es donde viene el punto de la historia del cual me gustaría compartir el día de hoy, léelo conmigo:

“(…) Saúl llamó a los jefes del pueblo y les preguntó:

 

«Díganme quién ha pecado hoy, y cuál ha sido su maldad; porque juro por el Señor, el salvador de su pueblo Israel, que el culpable morirá, aun si el culpable es mi hijo Jonatán.»

 

‭‭1 Samuel‬ ‭14:38-39‬

La razón por la que Dios no había contestado la solicitud de Saúl era el comportamiento de este.

Saúl debió comprender y ver sus propias equivocaciones, pero no lo hizo.

Tristemente, por el contrario, estaba dispuesto a buscar culpas en los demás.

Él mismo, por medio de sus acciones y de su preferencia, había indicado a Dios de diversas maneras que su voluntad no era primordial para lo que él como rey quería alcanzar.

Él mismo había provocado el silencio de Dios, pero se había tornado demasiado orgulloso para verlo.

Su corazón se había apartado de Dios y esto le impedía ver las cosas desde la perspectiva correcta.

Estaba segado por su propio juicio y no podía comprender lo evidente.

Que el del problema era él, que el equivocado era él. No los demás.

Querido lector, con frecuencia las personas pasamos por las mismas circunstancias en nuestra vida.

Como Saúl, apartamos nuestro corazón de Dios, dejamos de darle el primer lugar a Él en nuestra vida y en nuestras decisiones.

Lo que esto genera, es que no podamos considerar nuestras propias acciones con objetividad.

Que tengamos un concepto de nosotros mismos que no se ajusta apropiadamente a la realidad.

Todo esto termina repercutiendo en que no podamos comprender nuestros errores y limitaciones, pero que seamos jueces implacables de los demás.

Que veamos errores y culpas en todos menos en nosotros.

La forma más efectiva que he encontrado asumir mis propios errores y dejar de culpar a los demás, es mantener a Dios en el centro de mi vida y de mis decisiones.

Así todo se mantiene en correcta perspectiva.

Tú también lo puedes hacer.

Si lo permites, Dios te llevará por un camino de crecimiento y provecho en el cual podrás comprenderte a ti mismo, con todas tus virtudes, fortalezas, defectos y debilidades.

Un camino en el que te ayudará a mejorar tu carácter y a ser consiente de quien eres en realidad.

Esto hará que vivas una vida más plena y que mires a los demás con la perspectiva correcta.

No dejes pasar cada oportunidad que se te presente de acercarte a Dios y de mantenerte cerca de Él.

Porque ese es el éxito real en la vida del ser humano.

Espero que estas palabras hayan sido de bendición para tu vida.


¿Y tú qué piensas sobre cómo dejar de culpar a los demás? Compártelo en los comentarios.


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Bendiciones y un abrazo.

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