Cómo dejar de ser escéptico según la biblia

El escepticismo puede definirse como falta de confianza en la veracidad de algo. Con frecuencia, las personas enfrentan esta falta de confianza en relación con cosas como: la existencia de Dios, o el hecho de que Dios esté dirigiendo una situación específica.

El escepticismo puede llegar a convertirse en un obstáculo, incluso irracional, que nos impide aceptar el amor de Dios y acercarnos a Él.

Por esa razón, hoy me gustaría compartir contigo una reflexión acerca de como dejar de ser escéptico. Para hacerlo, quisiera partir de una historia de la biblia.

Se trata del evento registrado en el libro de 1 Samuel, en que los filisteos capturaron el arca de Dios y la conservaron en su territorio durante varios meses.

La biblia relata que producto de esa situación, Dios empezó a traer calamidades a cada ciudad donde los filisteos situaban el arca.

Donde fuera que depositaran el arca, en esa ciudad caían tumores en el cuero de sus habitantes y había plagas de ratones que acababan con las cosechas.

Los filisteos, que eran un pueblo cuya religión se basaba en el culto al dios pagano Dagón, no podían creer y aceptar que la razón de estos desastres estuviera relacionada con el Dios de Israel.

Movieron el arca a tres ciudades diferentes. En cada una de ellas, la plaga de tumores y ratones se desencadenaba, matando muchas personas, destruyendo las cosechas.

Siete meses después de sufrir esto, los líderes de los filisteos decidieron consultar a sus sabios y adivinos que hacer con el problema del arca.

La respuesta fue que debían devolverla a Israel con una ofrenda de culpa y reconocer que habían ofendido al Dios de Israel.

Leamos un poco de las instrucciones que dieron los sabios y de lo que pasó después, como se registra en la biblia:

Haced, pues, ahora un carro nuevo, y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, y uncid las vacas al carro, y haced volver sus becerros de detrás de ellas a casa.

 

Tomaréis luego el arca de Jehová, y la pondréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de pagar en ofrenda por la culpa, las pondréis en una caja al lado de ella; y la dejaréis que se vaya.

 

Y observaréis; si sube por el camino de su tierra a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió por accidente.

 

Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes.

 

1 Samuel 6: 7 – 10 ; 12

A pesar de que Dios había dejado claro que Él era quien estaba ocasionando las calamidades, los filisteos, incluyendo sus sabios, aún eran escépticos y pensaban que era posible que todo fuera una casualidad.

Para confirmar si esto era o no casualidad, idearon un plan.

El plan consistía en que iban a poner a dos vacas sin experiencia de trabajo a jalar la carreta.

No era normal que lo hicieran porque no estaban entrenadas para ello, si las vacas alaban la carreta, era una señal de que posiblemente alguien las estaba dirigiendo.

No obstante, con eso, esas vacas debían tener terneros sin destetar, e iban a enviar los terneros solos a espaldas de las vacas, en la dirección opuesta a Israel.

Era antinatural que las vacas dejaran ir a sus terneros sin seguirlos, y mucho menos que iban a avanzar a la dirección opuesta.

Pero aún más, nadie iba a dirigir las vacas en el camino a Israel jalando la carrera, ellas debían tomar el camino correcto.

Si todas estas condiciones se cumplían, entonces los filisteos comprenderían que, en efecto, el Dios de Israel era el Dios verdadero, y que los había castigado por irrespetar su objeto sagrado.

Todo esto ocurrió a la perfección porque Dios quiso darles todas las evidencias posibles a los filisteos de que Él es el Dios verdadero, para así darles una oportunidad de que lo reconocieran a él como su Dios.

Sin embargo, a pesar de ello los filisteos no lo hicieron.

Al ver toda la evidencia, decidieron regresar a su pueblo a seguir dando culto a su dios falso.

Esta historia nos deja una lección importante.

En muchos casos el escepticismo no se debe a la falta de evidencia, sino a la falta de humildad para aceptar la evidencia. El verdadero remedio contra el escepticismo, en muchos casos, no es la evidencia sino la humildad.

Comprender que no siempre la explicación más obvia es la aparentemente racional. Comprender que no todo en la vida puede explicarse como una coincidencia.

Cuando nos enfrentamos a la evidencia contundente y la rechazamos, no lo hacemos porque somos personas racionales, lo hacemos porque somos personas orgullosas.

Del mismo modo en que Dios se reveló a los filisteos en esa ocasión, con frecuencia se revela de forma evidente a nuestros en nuestra vida.

Podemos ver las evidencias, pero decidimos ser escépticos y plantear explicaciones que contradicen lo obvio.

Los seres humanos, tanto creyentes como no creyentes, tenemos problemas de escepticismo selectivo.

Con aquellas cosas que queremos que sean verdad, no exigimos mayores evidencias y no las examinamos con atención.

Por el contrario, con aquellas cosas que no queremos que sean verdad, nos volvemos altamente escépticos, demandando evidencias absurdas e innecesarias, solo para al final rechazarlas sin importar cuan contundentes sean, simplemente porque realmente nunca quisimos la verdad.

Solamente quisimos creer lo que queríamos creer.

Veamos la importancia de ser humildes y cómo realizarlo en el siguiente video de ¿Cómo ser humilde? 

Espero que estas palabras sean de bendición para tu vida.


¿Y tú qué piensas? ¿Te gustaría dejar de ser escéptico?  Compártelo en los comentarios.


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Bendiciones y un abrazo.

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