Por Qué Nos Pasan Cosas Malas Según La Biblia

La vida está llena de misterios y preguntas difíciles de responder, y una de las interrogantes más justas que podemos hacernos como seres humanos es: ¿por qué nos pasan cosas malas según la Biblia? Incluso, nos preguntamos por qué le pasan cosas malas a la gente buena.

En nuestra concepción de la justicia, quisiéramos creer que las adversidades solo deberían afectar a aquellos considerados «malos» y que las personas «buenas» deberían ser inmunes a ellas. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y a menudo parece injusto que a personas moralmente rectas les sucedan cosas negativas, mientras que aquellos que se alejan de los caminos de la rectitud aparentemente disfrutan de una vida próspera.

Es en este contexto de incertidumbre y búsqueda de respuestas que recurrimos a la Biblia, la Palabra de Dios, para encontrar luz en medio de las tinieblas. ¿Qué dice la Biblia acerca de este tema tan complejo y profundo? A través de sus enseñanzas, encontramos una perspectiva única y transformadora que nos brinda consuelo y entendimiento.

En nuestro recorrido por la sabiduría bíblica, descubriremos cómo abordar la pregunta crucial de por qué, a pesar de nuestra bondad y rectitud, experimentamos momentos difíciles en nuestras vidas. Te invito a explorar junto conmigo las verdades eternas y las respuestas que la Biblia nos ofrece. Aunque no podamos proporcionar una respuesta definitiva para cada situación individual, a través de la sabiduría bíblica podemos encontrar consuelo y dirección para nuestro camino.


I. La naturaleza del mundo y el pecado

En la Biblia, encontramos una perspectiva reveladora sobre la condición humana y la presencia del pecado en el mundo. Según la enseñanza bíblica, la humanidad experimentó una caída, un momento crucial en el cual la armonía original con Dios se quebrantó debido a la desobediencia. Esta desobediencia, conocida como el pecado original, introdujo el sufrimiento y las dificultades en nuestra existencia.

Es importante destacar que el pecado no solo afecta a las personas individualmente, sino que también tiene un impacto en toda la creación. La Biblia nos muestra cómo la entrada del pecado trajo consigo la corrupción y la ruptura en el mundo que nos rodea. La enfermedad, la muerte, los desastres naturales y otros aspectos negativos de la vida actual son resultado de esta realidad.

La Biblia proporciona varios pasajes que describen la caída del ser humano y las consecuencias del pecado. En el libro del Génesis, por ejemplo, se relata la historia de Adán y Eva, quienes, tentados por el engaño, desobedecieron a Dios y experimentaron las primeras consecuencias del pecado. También se mencionan otros pasajes, como Romanos 5:12, que habla de cómo el pecado entró en el mundo a través de un hombre, y Romanos 8:22, que nos muestra cómo toda la creación gime bajo el peso de la corrupción causada por el pecado.

La visión bíblica de la caída y el pecado nos ayuda a comprender por qué enfrentamos adversidades y dificultades en nuestras vidas. Sin embargo, la Biblia no se detiene allí, sino que también nos ofrece esperanza y consuelo en medio de nuestras luchas, como exploraremos en secciones posteriores.


II. 4 Razones de Por Qué Nos Pasan Cosas Malas Según La Biblia

Para responder esas preguntas, quiero invitarte a que leas conmigo este corto pasaje bíblico.

De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Pero el que examina los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Romanos 8: 26 – 29

Quiero darte un poco de contexto.

En el capítulo ocho del libro de Romanos, que es el capítulo donde está el pasaje bíblico de hoy, se nos presentan ideas muy relevantes para considerar el dilema de por qué le pasan cosas malas a la gente buena.

El apóstol Pablo, quien lo escribió, fue un hombre bueno y justo que sirvió a Dios. Sin embargo, tuvo que sufrir muchas calamidades y problemas.

Perdió amigos y familiares, fue azotado, avergonzado públicamente, fue encarcelado, sufrió naufragios, tuvo que salir huyendo porque lo iban a matar, finalmente fue sentenciado a pena de muerte por servir a Dios.

Pasó cosas terribles.

Ahora, ese mismo personaje, teniendo todas estas cosas en su mente, este siervo de Dios en unos pocos versículos anteriores al pasaje bíblico que estudiaremos hoy, nos dice que tenemos una esperanza en medio de nuestras dificultades.

Esa esperanza es que todas estas cosas van a terminar porque tenemos la certeza de la vida eterna en Jesús.

Eso era lo que mantenía a Pablo con buen ánimo y lo ayudaba a seguir de pie avanzando.

Esa bendita esperanza de redención.

Es un regalo de Dios, el cual tú también puedes recibir hoy si no lo has hecho antes.

Ahora bien, después de ese pequeño contexto, volvamos a la pregunta que nos interesa ¿por qué le pasan cosas malas a la gente buena según la biblia?

Ya hemos respondido que las cosas malas ocurren por causa del pecado, pero ahora iremos un poco más allá.

Pues bien, para eso quisiera hacer cuatro observaciones con base en el texto bíblico del día de hoy.

#1. Lo malo nos pasa por causa del pecado

Querido amigo, lo primero que quisiera aclararte es que Dios no provoca en tu vida las cosas malas.

Lastimosamente, vivimos en un mundo debilitado por el pecado.

Un mundo donde las personas hacen aquello que no deberían y eso termina afectando a otros.

Un mundo donde el pecado ha traído enfermedades y toda clase de calamidades.

Es por causa de decisiones propias, decisiones de otros, o por la situación de esta tierra que nos pasan cosas malas.

Mientras estemos en esta tierra no vamos a estar exentos de esto.

Pero quiero recordarte que sin importar tu sufrimiento, o sin importar lo que estés viviendo o hayas vivido; Jesús, Dios mismo, también lo vivió por amor a ti.

Jesús también conoció el dolor y el sufrimiento mientras estuvo en esta tierra y él te mira con simpatía y con amor.

Jesús sufre contigo cuando tú sufres y sufrió contigo en el momento terrible en que te pasó lo que te pasó.

La respuesta de Dios al sufrimiento humano no es la indiferencia, la respuesta de Dios al sufrimiento humano es haber venido a esta tierra a sufrir con nosotros.

#2. Para desarrollar nuestro máximo potencial

La segunda es que el objetivo de vivir en esta tierra como hijos de Dios, quienes hemos aceptado a Jesús como nuestro señor y salvador, no es vivir una vida llena de una comodidad absoluta y sin problemas.

El objetivo es «ser hechos conforme a la imagen de Jesús».

Dios quiere darnos la oportunidad de desarrollar el máximo potencial que ha puesto en nosotros, ese máximo potencial se alcanza al imitar al mejor ejemplo, a Jesús.

Para podernos parecer a Jesús, necesitamos sanar y cambiar cosas que hay en nuestra forma de ser y de pensar producto de lo debilitados que estamos por el pecado.

#3. Para formar un carácter

La tercera observación que quisiera hacer, es que con frecuencia Dios permite las circunstancias difíciles que nos pasan porque ellas nos ayudan a acercarnos a ese fin.

Nos ayudan a formar un carácter más y más similar al de Jesús.

Aunque en el momento, aquello que ocurre parece ser irremediablemente malo, debemos recordar «que todas las cosas obran para bien para los hijos de Dios».

Es decir, aunque no lo podemos ver y entender, el hecho de que Dios lo permita es porque al final algo bueno va a salir de ahí para que desarrollemos nuestro máximo potencial.

#4. Si Dios lo permite, es porque puede usarlo para nuestro bien

La cuarta observación que quiero hacer, es que es apenas natural, que nosotros no podamos entenderlo.

Es apenas natural que le pidamos a Dios que las cosas sean diferentes.

Que sean del modo en que nosotros pensamos que deberían ser.

Y también es natural que cuando Él no nos responde como queremos, entonces nos decepcionemos o incluso nos enojemos con Él.

Tristemente, la respuesta de algunas personas es apartarnos de Dios, pensamos que es injusto con nosotros.

Pero quiero recordarte que no es así.

Cuando tú estás pensando que Dios es injusto contigo, en realidad Él está siendo infinitamente bueno.

Solo que tú no lo puedes entender aún.

Aunque Dios no produce el mal que nos ocurre, si lo permite, es porque puede usarlo para nuestro bien, aunque no lo podamos ver o entender en el momento.

Si pudiéramos ver lo que Dios ve, si tuviéramos la imagen completa, pediríamos aquello que nos conviene y no solo aquello que queremos en el momento.

Somos una obra en proceso en las manos de un Dios de amor.

Aunque no podemos entender la forma en la que no está elaborando, podemos confiar en que para él somos su obra maestra y que él es el principal interesado en que su creación tenga éxito.

III. Las pruebas como parte del crecimiento espiritual

En nuestra travesía espiritual, encontramos que las pruebas y dificultades desempeñan un papel vital en nuestro crecimiento y madurez. Aunque en un primer vistazo puedan parecer obstáculos insuperables, en realidad son oportunidades para fortalecernos y desarrollar una fe más profunda. La Biblia nos brinda numerosos ejemplos de hombres y mujeres justos que se enfrentaron a situaciones adversas y salieron fortalecidos de ellas.

Consideremos, por ejemplo, la historia de José en el Antiguo Testamento. Este joven fue vendido como esclavo por sus propios hermanos, pero en medio de su sufrimiento, José mantuvo su integridad y su confianza en Dios. A través de su travesía de pruebas, fue elevado a una posición de liderazgo en Egipto y finalmente pudo perdonar a sus hermanos por el daño que le habían causado.

Además de estos ejemplos, la Biblia está llena de citas y enseñanzas que nos animan a perseverar y superar las pruebas. En Santiago 1:2-4, se nos insta a considerar nuestras dificultades como motivo de gozo, ya que a través de ellas se forja nuestra perseverancia. El apóstol Pablo también nos exhorta en Romanos 5:3-4, afirmando que las tribulaciones producen paciencia, y la paciencia, a su vez, fortalece nuestra esperanza.

Estas palabras sagradas nos revelan que, aunque las pruebas sean desafiantes y dolorosas, podemos confiar en que Dios tiene un propósito mayor para nuestras vidas. Al enfrentar las dificultades con una actitud de fe y dependencia en Él, descubrimos que nuestra fe se profundiza y nuestra relación con Dios se fortalece. Las pruebas nos moldean, nos enseñan a confiar en Su guía y nos preparan para los desafíos futuros.


IV. El propósito de Dios en medio de las pruebas

En momentos de dificultad, es natural preguntarnos por qué Dios permite que enfrentemos pruebas. Sin embargo, la Biblia nos revela que Dios puede permitir estas pruebas con un propósito mayor en mente. Aunque no siempre comprendamos sus caminos, podemos confiar en que su sabiduría y amor están presentes en cada situación.

Cuando enfrentamos pruebas, nuestra dependencia y confianza en Dios pueden fortalecerse. En lugar de ser consumidos por el desánimo o la desesperación, la adversidad nos desafía a buscar a Dios en oración y a confiar en su guía. A través de estas pruebas, Dios nos invita a acercarnos a Él y a encontrar consuelo en su presencia constante.

La Biblia está llena de pasajes que hablan sobre la soberanía de Dios y su papel en nuestras vidas. En el libro de Jeremías 29:11, encontramos una promesa reconfortante: «Porque yo sé los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.» Esta promesa nos recuerda que, incluso en medio de las pruebas, Dios tiene un plan para nuestro bienestar y futuro.

Además, el Salmo 139:16 nos enseña que Dios conoce cada uno de nuestros días incluso antes de que ocurran. Su conocimiento completo y su guía nos aseguran que no estamos solos en nuestras dificultades. Aunque no siempre entendamos por qué suceden cosas malas, podemos confiar en que Dios está obrando en formas que van más allá de nuestra comprensión.


V. La esperanza y consuelo en la Biblia

Dentro de las páginas sagradas de la Biblia, se despliega un tesoro de mensajes que destilan esperanza y consuelo. Estos pasajes revelan la promesa de que, incluso en medio de las tribulaciones, hay una luz que brilla con fuerza y nos sostiene en los momentos más oscuros de nuestras vidas.

Al explorar las escrituras, encontramos pasajes conmovedores que nos hablan de restauración, recompensa y la promesa misma de la vida eterna. Estas palabras llenas de gracia y misericordia nos alientan a seguir adelante, recordándonos que hay una recompensa más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.

En los Salmos, por ejemplo, hallamos versículos que nos invitan a depositar nuestra confianza en el Señor y a encontrar en Él un refugio seguro. «El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido» (Salmo 34:18). Estas palabras resonantes nos recuerdan que la fe en Dios nos brinda un consuelo profundo y una paz que trasciende las circunstancias difíciles que podamos enfrentar.

La fe en Dios no nos exime de las pruebas, pero nos asegura que no estamos solos en ellas. A través de la Biblia, descubrimos que incluso en medio del dolor, la desesperanza y el sufrimiento, Dios está presente, extendiéndonos su amor y compasión. Él promete ser nuestra roca firme en tiempos de tormenta y nuestra fortaleza cuando nos sentimos débiles.

Es en esos momentos de adversidad cuando nuestra fe se fortalece y encontramos un consuelo inquebrantable en las promesas divinas. La Biblia es un faro de esperanza, una guía segura que nos insta a confiar en el plan perfecto de Dios, aunque a veces no podamos comprenderlo plenamente. En su sabiduría, Él tiene el poder de convertir nuestras pruebas en testimonios y nuestras lágrimas en canciones de alegría.


Conclusión

Al llegar al final de este artículo, quiero abordar una idea esencial que nos ayuda a comprender por qué le suceden cosas malas a la gente buena, según la Biblia. La respuesta radica en el profundo amor de Dios por nosotros, su papel como nuestro padre amoroso y su conocimiento perfecto de lo que realmente necesitamos.

Dios no siempre nos otorga lo que deseamos, ya que él ve más allá de nuestras limitadas perspectivas y entiende lo que nos conviene verdaderamente. Él provee según sus designios amorosos y sabios, incluso cuando no comprendemos completamente sus caminos.

En medio de nuestras tribulaciones, encontramos consuelo en el hecho de que el Espíritu Santo intercede por nosotros ante Dios. Su intercesión nos permite experimentar la obra transformadora de Dios en nuestras vidas, moldeándonos y conformándonos a la imagen de su Hijo, Jesús. En estos momentos de dificultad, es cuando podemos desarrollar nuestro máximo potencial y crecer en nuestra fe.

Es esencial creer y confiar en la bondad de Dios, en su amor incondicional y en su cuidado individual por nosotros como sus hijos. En esta certeza, encontramos la paciencia y la esperanza necesarias para enfrentar el dolor y las adversidades causadas por el pecado en el mundo.

Recordemos siempre que, a pesar de los momentos oscuros, hay un nuevo amanecer en camino. Si perseveramos con paciencia y confiamos en el amor de Dios, podremos ver su mano obrando en nuestras vidas, trayendo consuelo, sanidad y restauración.

Que estas palabras sean una bendición para tu vida y te animen a mantener una fe firme en medio de las pruebas. Que puedas encontrar consuelo en el conocimiento de que Dios te ama profundamente y tiene un plan perfecto para ti.

Dios te bendiga abundantemente en tu caminar.


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